Desde hace
por lo menos ocho años me considero bisexual. Uno de mis primeros encuentros
sexuales fue con una chica y aún a mis siete, ocho años recuerdo besarme con
amiguitas del colegio cuando venían a mi casa o yo iba a las de ellas. Mis
encuentros con hombres fueron mucho más numerosos que mis encuentros con
mujeres. Siempre me gustaron “los chicos”. El deseo lo tengo, por eso nunca
pensé en definirme como lesbiana. Sin embargo, a la hora de coger, a la hora de
estar desnuda con un hombre no me siento cómoda. Y no es por algún complejo con
mi cuerpo, que tengo de sobra dicho sea de paso, sino por la forma en que los
hombres se comportan en el encuentro sexual. No me gustan las generalizaciones
y no creo que todos los hombres sean iguales pero sí creo que todos fuimos
criados en una sociedad machista, en una sociedad en la que muchísimos hombres no
tienen la más mínima noción de la palabra consentimiento. Y no estoy hablando
de violaciones. O sí, pero no las violaciones que se denuncian, no las
violaciones perpetradas por desconocidos en callejones oscuros o por maridos
abusivos. A la hora de coger, muchas, muchísimas veces me encuentro con hombres
que se niegan a usar preservativo, con hombres que creen que “la previa” es
optativa y que no se molestan ni en tocarte un poquito. Me encontré con hombres
que me aseguraban que ellos “no chupaban concha porque les da asco” pero aún
así exigían que les chupe la pija, con hombres que al primer “no” en medio de
la relación sexual se encularon y me llamaron “aburrida”, con hombres que
literalmente me dijeron “no me gusta que me digan cómo hacer las cosas, no me
gusta que me digan que no” cuando le remarqué que se estaba poniendo mal el
preservativo y se podía romper. Me encontré con hombres que querían hacerme el
culo así sin preparación previa, sin lubricante, sin saliva, que quisieron
meterme la pija en el culo hasta sin preguntar. Muchos de esos hombres se
enojaban cuando yo a los gritos les decía que no, que me pregunten, que así no
me gustaba. Me encontré con hombres que en el medio de la relación sexual
sacaron la pija y me acabaron las tetas o la cara sin preguntar si yo quería
eso. Me encontré con hombres que no les importó que les dijera que no estaba
caliente, que estaba muy borracha, que no me podía calentar “un poco de saliva
y entra”. Me encontré con parejas que me exigían sexo, sin importar que les
dijera que me dolía, que no quería, que parara. Muchas veces me encontré
tumbada boca abajo con un hombre encima de mí, penetrándome, yo inmóvil,
callada, esperando que termine. Muchos hombres no te preguntan si las estas
pasando bien, a muchos hombres no les importa si la estas pasando bien.